Dal Vangelo di Gesù Cristo secondo Luca 12,54-59.
Diceva ancora alle folle: «Quando vedete una nuvola salire da ponente, subito dite: Viene la pioggia, e così accade. E quando soffia lo scirocco, dite: Ci sarà caldo, e così accade. Ipocriti! Sapete giudicare l'aspetto della terra e del cielo, come mai questo tempo non sapete giudicarlo? E perché non giudicate da voi stessi ciò che è giusto? Quando vai con il tuo avversario davanti al magistrato, lungo la strada procura di accordarti con lui, perché non ti trascini davanti al giudice e il giudice ti consegni all'esecutore e questi ti getti in prigione. Ti assicuro, non ne uscirai finché non avrai pagato fino all'ultimo spicciolo».
IL COMMENTO
Ipocriti! Ancora questa parola a turbare le nostre stanche coscienze. Viviamo fuori della realtà. La vita che crediamo di vivere, come un abito fuori misura, e la storia che il Signore ogni giorno ci dona per incontrarlo ed "essere con Lui". Progettiamo, macchiniamo, sogniamo, e fuori dai nostri "trip" (in gergo viaggio di chi si è appena drogato) la vita scorre e ci sfugge di mano. IPOCRITI! Sempre sul surf d'una vita sognata e mai realizzata. In fuga dalla Croce piantata al centro delle nostre giornate. Moglie, marito, figli, genitori, lavoro, scuola, studio o quello che sia. Noi infilati in un treno immaginario lanciato nell'infelice infrangersi dei sogni, mentre fuori del finestrino scivola la realtà dell'abbraccio d'amore di Cristo nelle nostre povere e semplici ore. L'ipocrisia che ci uccide. Fermati! Guarda fuori, guarda chi ti è accanto, creditore d'amore. Guarda e mettiti d'accordo, giudica ciò che è GIUSTO, la GIUSTIZIA DELLA CROCE. Lasciati amare da Lui crocifisso nelle tue ore, lasciati ora GIUSTIFICARE, lascia che Lui rompa l'ipocrisia della tua vita in fuga. Fermati nel Suo amore che mette d'accordo i tuoi desideri con la Sua volontà. E' questa la pace dove ci conducono i segni del tempo che ci è dato. L'amore che cancella ogni debito, ci riscatta dal carcere della menzogna e ci fa liberi d'essere quello per cui siamo nati, amati per amare.
Evangelio según San Lucas 12,54-59.
Dijo también a la multitud: "Cuando ven que una nube se levanta en occidente, ustedes dicen en seguida que va a llover, y así sucede.
Y cuando sopla viento del sur, dicen que hará calor, y así sucede.
¡Hipócritas! Ustedes saben discernir el aspecto de la tierra y del cielo; ¿cómo entonces no saben discernir el tiempo presente?
¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo?
Cuando vas con tu adversario a presentarte ante el magistrado, trata de llegar a un acuerdo con él en el camino, no sea que el adversario te lleve ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y este te ponga en la cárcel.
Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo".
COMENTARIO
¡Hipócritas! Echa el ancla esta palabra a turbar nuestras cansadas conciencias. Vivimos fuera de la realidad. De un lado la vida que creemos de vivir, como un vestido fuera medida, y del otro lado la historia que Dios cada día nos dona para encontrarlo y "estar con Él." Planeamos, maquinamos, soñamos, y fuera de nuestros "trip" (en jerga viajo de quien se ha apenas drogado), la vida corre y nos escapa de la mano. ¡Hipócritas! Siempre sobre el surf de una vida soñada y nunca realizada. En fuga de la Cruz plantada al centro de nuestros días. Mujer, marido, hijos, padres, trabajo, escuela, estudio o aquel que sea. Nosotros enhebrados en un tren imaginario lanzado en el infeliz quebrantarse de los sueños, mientras fuera de la ventanilla resbala la realidad del abrazo de amor de Cristo en nuestras pobres y simples horas. Es la hipocresía que nos mata.
¡Parados! Esta es la Palabra de Jesus hoy para cada uno de nostros. Miráis fuera, miráis quien està a vuestro lado, tan cerca pero tan lejo; miráis quien es acreedor de nuestro amor. Miráis y poneos de acuerdo, es decir juzgáis lo que es justo, discerneis lo que teneis que hacer, aceptar y cumplir la justicia de la Cruz. Dejaros amar por Él, crucificado en vuestras horas; dejaros ahora justificar; dejáis que Él rompa la hipocresía de vuestra vida en fuga.
Paraos en Su amor que pone de acuerdo vuestros deseos con Su voluntad. Es esta la paz dónde nos conducen las señales del tiempo que nos han dado. Lo que ocurre cada dia en nuestra vida, todo nos indica el camino de la Vida verdadera. Nada de sueños, solo la realidad. Esa coincide con la verdad que crea un corazon humilde, capaz de humiliarse delante de todos, y a todos pedir perdon y todos perdonar. Esta verdad es el amor que borra cada deuda, nos rescata de la cárcel de la mentira y nos hace libres de ser aquel por que hemos nacido, amados para amar.
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