Sabato della II settimana del Tempo di Avvento





Elia Profeta



Mt 17,10-13

Nel discendere dal monte, i discepoli domandarono a Gesù: “Perché gli scribi dicono che prima deve venire Elia?”
Ed egli rispose: “Sì, verrà Elia e ristabilirà ogni cosa.
Ma io vi dico: Elia è già venuto e non l’hanno riconosciuto; anzi, l’hanno trattato come hanno voluto. Così anche il Figlio dell’uomo dovrà soffrire per opera loro”.
Allora i discepoli compresero che egli parlava di Giovanni il Battista.


IL COMMENTO

Sono molti i profeti inviati alla nostra vita. E li trattiamo come vogliamo. Elia è il precursore, colui che prepara le strade a Gesù. Incarnato in Giovanni Battista. E il nucleo della sua predicazione è la conversione e la penitenza. Sì, Elia bussa ogni giorno alla nostra vita recando il volto delle persone che incontriamo, le più vicine, in famiglia e al lavoro ad esempio. La storia che viviamo, con i suoi eventi e le sue persone, incarna ogni giorno per noi le parole del Battista. La nostra vita è una chiamata a conversione. Ogni accadimento è una parola che ci invita ad aprire le porte a Cristo. A non temere e a lasciarci amare da Lui.

Come Pilato, che non era profeta, tra Gesù e Barabba invitava la folla a scegliere. E scelsero Barabba, la giustizia umana, la rivendicazione dei diritti, le proprie ragioni. Così ogni giorno il Signore ci interpella attraverso i fatti che si succedono nella nostra vita. Una voce s'alza tra le pieghe dei fatti e ci scuote come una lama che penetra sin nelle giunture più profonde. "Da che parte stai? A chi appartieni?" E' una domanda ineludibile. L'unica fuga è strozzare la parola. E' fare della parola e dei suoi messaggeri quel che vogliamo. Uccidere, parola e messaggero.

La Scrittura spesso ritorna su questo tema decisivo. I profeti, i capi, gli angeli, gli Apostoli e Gesù insistono sempre: "Convertitevi!" Lasciare se stessi per accogliere Lui. Questa è la conversione. Guardare a Colui che ci chiama, nei volti di chi ci è accanto, negli accadimenti che ci coinvolgono. Lui, il Signore si fa carne a Betlemme, un paesino della nostra vita, l'oggi che siamo chiamati a vivere. Davanti a noi due vie due. O con Lui o contro di Lui. "Lungi da noi abbandonare il nostro Dio che ha operato per noi tante meraviglie" disse il popolo a Sichem. Lungi da noi oggi restare in noi stessi. Alziamo lo sguardo e abbandoniamoci a Dio, sono preparate per noi meraviglie indescrivibili. Prepariamoci anche oggi, con la preghiera e la penitenza ad accogliere Gesù. Non tarderà.

"Ci sono forse sogni irrealizzabili quando a suscitarli e a coltivarli nel cuore è lo Spirito di Dio? ... Non dovete avere paura di sognare ad occhi aperti grandi progetti di bene e non dovete lasciarvi scoraggiare dalle difficoltà. Cristo ha fiducia in voi e desidera che possiate realizzare ogni vostro più nobile ed alto sogno di autentica felicità. Niente è impossibile per chi si fida di Dio e si affida a Lui. Guardate alla giovane Maria! ... " (Benedetto XVI, Loreto 2007)






Evangelio según San Mateo 17,10-13.
Entonces los discípulos le preguntaron: "¿Por qué dicen los escribas que primero debe venir Elías?".
El respondió: "Sí, Elías debe venir a poner en orden todas las cosas;
pero les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron. Y también harán padecer al Hijo del hombre".
Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería a Juan el Bautista.


COMENTARIO

Son muchos los profetas enviados a nuestra vida. Y los tratamos como queremos. Elias es el precursor, el que prepara el camino a Jesús, encarnado en Juan el Bautista. El núcleo de su predicación es la conversión y la penitencia. Sí, Elias llama cada día a nuestra vida llevando el rostro de las personas que encontramos, las más cercanas, en familia y al trabajo por ejemplo. La historia que vivimos, con sus acontecimientos y sus personas, encarna cada día por nosotros las palabras del Bautista. Nuestra vida es una llamada a conversión. Cada echo es una palabra que nos invita a abrir las puertas a Cristo. A no temer y a dejarnos amar por Él.

Tambien los acontecimientos, cómo Pilatos, nos invitan a elegir entre Jesús y Barrabás. Y eligimos a Barrabás, la justicia humana, la reivindicación de los derechos, nuestras razones. Así cada día el Señor nos interpela por los hechos que se suceden en nuestra vida. Una voz se levanta entre los pliegues de los hechos y nos sacude como una hoja que penetra hasta las articulaciones más profundas. "¿De qué parte estás? ¿A quién perteneces?" Es una pregunta ineludible. La única fuga es estrangular la palabra. Y hacer de la palabra y de sus mensajeros lo que queremos. Matar, palabra y mensajero.

La Escritura a menudo vuelve sobre este tema decisivo. Los profetas, los ángeles, los Apóstoles y Jesús siempre insisten: "¡Convértios!" Renunciar a nosotros mismos para acoger el Señor. Ésta es la conversión. Fijarse en El que nos llama, en los rostros de quien tenemos cerca, en los acontecimientos que nos implican. Dios se hace carne en Belén, un pueblecito de nuestra vida, él hoy que somos llamados a vivir. Delante de nosotros solo hay dos caminos. O con Él o en contra de Él. "Lejos de nosotros abandonar nuestro Dios que ha obrado por nosotros muchas maravillas" dijo el pueblo a Sichem. Lejos de nosotros hoy quedarnos en nosotros mismos. Levantamos la mirada y entregamonos a Dios, son preparadas para nosotros maravillas indescriptibles. Preparémosnos hoy, con la oracion y la penitencia, a acoger a Jesús. No tardará.

"¿Acaso hay sueños irrealizables cuándo a suscitarlos y a cultivarlos en el corazón es el Espíritu de Dios? ... No tenéis que tener miedo de soñar a ojos abiertos grandes proyectos, y no tenéis que dejarvos desanimar de las dificultades. Cristo tiene confianza en vosotros y desea que podáis realizar cada vuestro más noble y alto sueño de auténtica felicidad. Nada es imposible por quien se fía de Dios y se encomienda a el. ¡Fíjados en la joven Maria! ... " (Benedicto XVI, Loreto 2007)





Sant'Ambrogio (circa 340-397), vescovo di Milano e dottore della Chiesa
Elia e il digiuno ; PL 14, 697-72

« Camminerà davanti a Dio con lo spirito e la forza di Elia » (Lc 1,17)

Cos'è il digiuno se non la sostanza e l'immagine del cielo ? Il digiuno è il conforto dell'anima, il cibo dello spirito, il digiuno è la vita degli angeli, il digiuno è la morte del peccato, la distruzione delle colpe, il rimedio della salvezza, la radice della grazia, il fondamento della castità. Con questa scala si giunge a Dio più velocemente ; Elia è salito con questa scala, prima di salire con il carro ; partendo verso il cielo, ha lasciato al suo discepolo questa eredità della sobria astinenza (cfr 2 R 2, 15). Con questa forza, e con questo spirito di Elia, venne Giovanni (Lc 1, 17).

Infatti, nel deserto, anche lui si dedicava al digiuno e si cibava di locuste e miele salvatico (Mt 3, 4) ; perciò colui che l'aveva spuntata sulla capacità della vita umana grazie al dominio di sè, fu considerato, non un uomo, bensì un angelo. Leggiamo a suo riguardo : « È più di un profeta. Egli è colui, da cui sta scritto : Ecco, io mando davanti a te il mio angelo che preparerà la tua via davanti a te » (Mt 1, 9-10 ; Es 23, 20). Chi mai avrebbe potuto, con una forza umana, cavallare dei cavalli di fuoco, su di un carro di fuoco, e condurre una corsa in cielo (come Elia), se non colui che aveva trasformato la natura del corpo umano con la forza del digiuno che concede l'incorruttibilità.




San Efrén (hacia 306-373), diácono en Siria, doctor de la Iglesia
Obras, ed. Assemani, t.1, pág. 486

Elías en el Monte Horeb


« Pasó ante el Señor un viento huracanado, que agrietaba los montes y rompía los peñascos: en el viento no estaba el Señor» (1R 19,11). Vino después un terremoto y rayos después del huracán; Elías comprendió que tampoco allí estaba Dios. Estos fenómenos tuvieron por finalidad contener el celo, por otra parte muy loable del profeta dentro de los límites de su cargo, y enseñarle que, según los signos dados por la autoridad divina, la severidad debe ser temperada por la misericordia. Según el sentido escondido que tenían tanto los torbellinos de viento que precedían a la venida del Señor, como los temblores de tierra y los incendios atizados por los vientos eran los signos precedentes al juicio universal...

«Después del fuego se escuchó un susurro ligero.» A través de este signo Dios retuvo el celo inmoderado de Elías. Con ello le quiso decir: «Te das cuenta que no son de mi agrado ni los vientos desenfrenados, ni los horribles temblores de tierra, ni me gustan los rayos ni los relámpagos: ¿por qué no imitas la suavidad de tu Dios? ¿Por qué no aflojas un poco de este celo ardiente que tienes para ser más bien el protector más que el acusador de los hombres de tu pueblo?» El murmullo suave representa el gozo de la vida bienaventurada que será dada al justo cuando, al final de los tiempos, llegará el temible juicio general...

«Después de oír el susurro suave, Elías se cubrió el rostro con el manto y salió a la entrada de la gruta. Una voz le preguntó: '¿qué te trae por aquí, Elías?' contestó: 'Mi pasión por el Señor Dios de los Ejércitos, porque los israelitas han abandonado tu alianza'». El profeta se mantuvo a la entrada de la gruta sin atreverse a acercarse a Dios que venía, se cubrió el rostro pensando que era indigno de ver a Dios... Y sin embargo tenía delante de los ojos un signo de la clemencia divina y, lo que debería haberle afectado todavía más, hacía en su propia persona la experiencia de la bondad maravillosa de Dios en las palabras que él le dirigió. ¿Quién no sería seducido por la benevolencia de una majestad tan grande, por una pregunta tan suave: «¿Qué te trae por aquí, Elías?».








Nessun commento: